El envilecimiento

 fascismo.jpg   “No es fácil haber sido nazi y reconocerlo”, empezaba diciendo Santos Juliá en su columna del pasado domingo 24 de septiembre de 2006. Lo decía refiriéndose a Günter Grass, a la revelación hecha tantos años después de haberse alistado voluntariamente en las Juventudes Hitlerianas y luego en la Waffen-SS. Su caso habría sido muy común entre antiguos colaboracionistas o seguidores de los regímenes dictatoriales o totalitarios: reprimen sus propios recuerdos para acabar creyendo no haber sido lo que se fue y, en consecuencia, hablar como si nunca se hubiera sido. Mientras aquella letal fantasía duró muchos no habrían sido capaces de decir no. Cuando el fin del Reich certifica esa política criminal, trataron de salvarse y, sobre todo, trataron de que su conciencia no les incomodara todo el tiempo. De ahí, la represión del recuerdo: para seguir viviendo sin la congoja de lo que se ha sido, sin el tormento inextinguible de lo que fueron.

“En España conocemos bien cómo ha funcionado este mecanismo de la memoria entre un grupo de intelectuales, diez o quince años mayores que Grass, y que conservaron un ideal, y un culto, vagamente joseantoniano, hasta una década después de la derrota del nazismo”, precisa Santos Juliá. “No importa ahora sus nombres; importa únicamente que estos intelectuales, cuando fracasaron en sus proyectos de construcción del Nuevo Estado y se quitaron la camisa azul, elaboraron para explicar su pasado unas metáforas dirigidas a transmitir la idea de que no se habían contaminado con la miseria circundante”, concluye Juliá en el largo párrafo reproducido.

Cuando dice todo lo anterior parece estar refiriéndose a lo que hicieron los Laínes (en expresión de Francisco Umbral), aquel grupo de falangistas cultos, de expresión arrebatada, de ínfulas literarias, de vocación fascista, totalitaria, que luego se desencantaron del franquismo para finalmente hacerse demócratas. En general, escribieron memorias y, en este sentido, no ocultaron su pasado o la índole básica de sus recuerdos, pero sí que matizaron su colaboracionismo franquista. En todo caso, su acendrado y originario falangismo –una idea joven, noble y equivocada, según la versión más complaciente — no les habría permitido soportar la corrupción y la duración de aquel Régimen revestido de atributos joseantonianos, pero conservador y rutinario.

He pensado en el caso de Dionisio Ridruejo, justamente por estar leyendo la espléndida biografía que le dedica Francisco Morente.  En el caso de Ridruejo quizá se resuma esa parcial represión del recuerdo, ese modo de aligerar el peso del pasado para soportar mejor lo que se ha sido. No se trata de que el personaje mintiera en sus memorias cuando hablaba de su transición personal –del falangismo a la democracia–, pues, como dice Morente, Ridruejo fue “el que antes y más fondo la experimentó, quien más arriesgó con ella, y el que con mayor sinceridad afrontó la revisión crítica de su propio pasado”. Es algo más sutil. Habiendo reconocido su falangismo fervoroso y fascista –cómo negarlo, si era un personaje público que empezó adquiriendo notoriedad al ser nombrado Jefe Nacional de Propaganda–, Ridruejo se las tuvo que ver con su papel en la represión: por ejemplo, nada más estallar la Guerra Civil, cuando era un joven dirigente del Partido en Segovia y cuando la violencia de la Falange local causó doscientos trece asesinatos extrajudiciales.

¿Cuál fue su actitud, ya que no responsabilidad directa? Ridruejo no elude su culpa en aquellas matanzas, dice Morente. “Conviví, toleré, di mi aprobación indirecta al terror con mi silencio público y mi perseverancia militante”, una perseverancia también de sus correligionarios, que hicieron de la utopía fascista la justificación moral del horror. Como ya se ha dicho, Ridruejo experimentó a lo largo de dos décadas un cambio ideológico y personal profundísimo, el que le llevó a ser un personaje incómodo para el Régimen y finalmente un demócrata…  ¿La responsabilidad que pudo contraer como dirigente falangista queda saldada con ese mea culpa que puede hallarse en su autobiografía? Aunque reconoce su comezón moral por haber sido lo que fue, ¿reprime algo que no esté dispuesto a revelar, u olvida algo que oprimiéndole especialmente desaparece de su memoria?

El caso de Grass, pero también el ejemplo de Ridruejo nos llevan otra vez a interrogarnos sobre la facultad de la memoria, sobre esa función del aparato psíquico que nos es tan imprescindible y tan poco fiable. Vamos creciendo y nuestras vidas son recuerdos, evocaciones más o menos ordenadas de hechos que se nos agolpan y que no son necesariamente coherentes ni sucesivos, ni correlativos. Recordamos cosas importantes, pero retenemos también hechos menores, incluso irrelevantes, aspectos de nuestro pasado que no nos conmueven de manera especial y otros que son centrales, sin que esa importancia que les damos sea objetivamente reconocida por los demás. En nuestra memoria, sin embargo, no sólo hay reminiscencia de lo ocurrido, sino también fantasías de actos no sucedidos. Son los llamados recuerdos creadores, creadores en el sentido de que rellenan nuestra experiencia de circunstancias no acaecidas ejerciendo sobre nosotros una pequeña o gran influencia. Resulta paradójico que algo así nos pueda ocurrir, pero está constatado por los expertos (y por nuestra propia averiguación) que estas cosas –que no han pasado— pasan, desplazando el recuerdo de hechos ciertos. El resultado es una memoria personal poco fiable, pero necesaria para sobrevivir con una identidad más o menos firme y coherente. ¿Y…?

Antes que nada, recordar es recordarnos con congruencia añadiendo uno tras otro los hechos que nos han ido constituyendo. La garantía de su certeza es escasa, pero no tanto por la represión misma del recuerdo, sino por la resignificación que podemos darle, años después, a lo efectivamente ocurrido y evocado.  Porque la memoria es sobre todo el sentido de las cosas, ese que damos a lo que recordamos. Ésta es la clave. Olvidar puede ser una tragedia personal, pero el auténtico problema es cambiar mendaz o inadvertidamente el significado del hecho. Algo ocurrió y justamente en ese momento le damos un sentido; muchos años después recordamos ese hecho pero con un significado distinto, creyendo, además, que el sentido que le otorgamos siempre ha sido el mismo. Éste es el problema. Madurar no es permanecer aferrado a la semántica  infantil o juvenil, sino cambiar el sentido de las cosas sin olvidar cuál era el significado que tempranamente les dimos. Si esto sucede así, entonces no aseamos nuestro pasado –nuestros pasados– ni lo hacemos perfectamente coherente, sino que mostramos nuestros desencajes y confesamos el sentido distinto que esos pasados han tenido según la edad, según la circunstancia.  

Es fácil decir estas cosas cuando la mayoría de nosotros no ha tenido que vivir en una circunstancia excepcional de horror o de abyección, cuando nuestras existencias son jornadas más o menos rutinarias llevadas con angustia o incomodidad, pero sin las graves, las radicales o las perversas decisiones que otros tuvieron que tomar hasta envilecerse. Eso no les justifica, pues hubo gente moralmente irreprochable cuando ellos se entregaban a la ignominia: en realidad, eso nos incomoda a nosotros.  ¿Quiénes somos, efectivamente, nosotros para juzgar a quienes estuvieron de buen grado en el Infierno y regresaron después para salvarse? Hemos de juzgar desde un criterio moral (no hay aquí relativismo posible), pero, atención, revisando también nuestro propio pasado vulgar. El resultado puede ser sorprendente: verán cómo al final distinguiremos un repertorio más o menos grande de mentiras o una gavilla de significados fraudulentos y coherentes con los que nos hemos aseado.  Lo siento. 

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  1. ¿Qué es, entonces, la memoria? ¿Nuestros recuerdos o la descripción -o narración- que de ellos hacemos a los demas?

    Sin llegar (por fortuna) a los casos de Grass o Ridruejo, yo tengo recuerdos sobre acontecimientos… sentimentales, que yo y sólo yo (o, a lo sumo dos personas) conocen. Pero a la hora de contárselo a los demas, incluso a algunos de los mas allegados, e omitido parte de la historia. Pero no la he olvidado.

  2. Los casos de Grass y Ridruejo son dispares, harto disímiles aunque ciertas semejanzas den pie a la comparanza. Grass militó en una organización dedicada al exterminio pero no apretó el gatillo para matar. Ridruejo militó en una organización que estaba especialmente dirigida al exterminio pero él sí se manchó las manos de sangre aunque solo fuera porque tomó decisiones exterminadoras. El nazismo fue una organización desalmada, el falangismo, no. ¿Cometió errores? Sí. Los errores de un tiempo histórico especialmente desnortado, exacerbado hasta la abyección, ideologizado sin paliativos y cainita sin paliativos. Así que hablar de Ridruejo con motivo de la revelación de Grass me parece bastante traído por los pelos de semejanzas superficiales entre los dos personajes.

  3. Estoy de acuerdo con Frank.

    El nazismo era un religión. El falangismo no. Lo único que tienen en común es la estética fascista y el «brazo en alto». Ideológicamente son muy diferentes. Ni siquiera se puede decir que el falangismo sea una versión «light» o cristiana del nazismo.

  4. Corrijo:

    Ridruejo militó en una organización que NO estaba especialmente dirigida al exterminio pero él sí se manchó las manos de sangre aunque solo fuera porque tomó decisiones exterminadoras.

    De acuerdo con Inquisidor. Las similitudes entre nazismo y falangismo no pasan mucho más allá de la mímesis y la parafernalia ya que los contenidos eran absolutamente dispares. El humanismo cristiano salvó a Falange de caer en el fascismo avant la lètre.

    Aprovecho para recordar otra diferencia entre Gunter y Dionisio. Mientras Gunter tardó tanto en hacer su confesión que nada podía temer de las represalias que hubiera tomado el nazismo, Dionisio se desmarcó de la Falange y del franquismo en plena efervescencia triunfante de estos, lo cual le trajo más de un problema y muchas incomodidades.

  5. Yo no creo que sea forzar las cosas comparar nazismo, fascismo y falangismo. Son tres movimientos reaccionarios con ingredientes muy parecidos (con más o menos motivos religiosos, cristianos o paganos) que se propusieron aniquilar a la izquierda, de corta tradición democrática, por otra parte. Dice Frank que el falangismo no fue una organización desalmada. Yo creo, por el contrario, que la represión a que se entregaton los camisas viejas y los recién incorporados fue desalmada. Es decir, sin alma. Que en el otro lado hubiera también muerte, persecución y matanzas no le da justificación a Falange, antipartido que durante la República estuvo calentando el ambiente, incluso mucho más allá de lo que la CEDA consideraba sensato. Por otra parte, las similitudes entre nazismo y falangismo SÍ que van «mucho más allá de la mímesis y de la parafernalia» estética, ya que los contenidos NO eran absolutamente dispares. Dice usted: «el humanismo cristiano salvó a Falange de caer en el fascismo avant la lètre». ¿El humanismo cristiano? La religión cristiana en su versión nacionalcatólica atemperó la tendencia totalitaria del nuevo Régimen, pero sólo porque había disputa sobre la hegemonía en el seno de la coalición reaccionaria que aupó a Franco.

  6. Quizá este mensaje no se corresponda al comentario del texto sobre franquismo, pero como soy poco experto en el mundo de los blogs, lanzo este mensaje para el profesor Justo Serna, en relación con la clase impartida ayer en la uv.

    Se me quedó en el tintero una réplica a la clase magistral que dio usted ayer en la asignatura de Historia y Cultura de la Edad Contemporánea. Espero que no sea una molestia que refleje aquí una inocente visión crítica sobre un comentario suyo en el transcurso de la clase.

    Exactamente era sobre su reflexión sobre la visión que tendría el hombre primitivo actual ágrafo, que acudiera a una clase universitaria donde un personaje subido en lo alto de una tarima se dirige a un público congregado que porta unos misteriosos objetos sobre los que se imprimen con fruición unos códigos difíciles de interpretar.

    Yo no creo que tales hombres incivilizados se asombraran de, al menos, la diatriba o discurso dado a un grupo de semejantes. Tengamos presente que desde tiempos inmemoriales (paleolítico superior) se habla de que los artistas de las cavernas que pintarrajeaban los animales de caza para los días siguientes, ya se prevé que dialogarían con sus familiares y allegados a la luz de la lumbre, con su aparato fonador en vías de especialización, sobre los misterios del arte de la caza y la localización de presas. Podrían ser las primeras lecciones magistrales de la humanidad, con el primer profesor y los primeros oyentes. Quizá no se elevara sobre un púlpito o promontorio rocoso en el interior de una cueva, pero quizá mostrara como jefe de la tribu, clan o familia, una actitud docente o aclaratoria. También podría contar en lenguaje rudimentario o signos pintados, la historia de sus antepasados, otros cromagnones o neanderthales que habían conseguido grandes proezas derribando a mamuts o elefantes con una simple tea encendida y ante la embestida atroz de tamaños seres.

    Es por eso que yo, situándome en la piel de uno de esos individuos primitivos, quizá no me sorprendería de la clase impartida (que yo concebiría como una enseñanza del arte de la caza moderna o una representación teatral del mito del antepasado) sino que me asombraría de las instalaciones y los múltiples objetos que pulularían por las salas enladrilladas de la universidad.

    Queda ahí mi reflexión por si es de su gusto contestarla o borrarla si es estuviera escrita fuera de lugar.

  7. A mí me parece que entre nazismo, fascismo y falangismo, la única diferencia que hubo fue la del poder. Si la Falange hubiera alcanzado el poder del nazismo, no habría ninguna diferencia.

    El «retoque» de nuestros recuerdos, del que habla Justo, es algo tan documentado y tan preclaro que es absurdo decir «hay que darle mas vueltas. No es tan fácil.» A cualquier cosa le llamamos fácil. No es todo mentira, es el resultado del paso del tiempo, del recuerdo selectivo, de los sueños incorporados al recuerdo y de lo que nos gusta y lo que odiamos recordar. No es algo voluntario. En algo tan sencillo como rememorar un instante hermoso en nuestra vida, una puesta de sol, eliminamos la monda de naranja a la orilla del mar, las voces discordantes de a lo lejos… Cuanto más si el recuerdo nos sonroja.

    Gracias, Señor Serna, por su reflexión, tan ponderada y justa y tan magníficamente expuesta como siempre.

  8. Hola, «alumno», su comentario en absoluto está fuera de lugar. Es más, el problema de la comprensión del otro, de su consideración (o, en este caso de su falta de consideración), es el problema básico y fundamental de las ideologías exterminadoras del siglo XX. El totalitarismo desdibuja al individuo hasta hacerlo desaparecer físicamente o intelectualmente o moralmente. Más o menos, un primitivo quizá podría sorprenderse de nuestras actividades docentes, de nuestras instalaciones en la Universidad, de nuestros lujos materiales. Seguramente se sorprendería más de nuestra capacidad mortífera para eliminar al otro: de la sofisticación que puede alcanzar la industria de la muerte (cuyo mayor refinamiento se alcanzó con el nazismo). Y no lo digo porque piense al primitivo como el ‘buen salvaje’, sino porque su agresividad no tiene unos recursos tan eficaces… Un saludo, JS

  9. Me parece muy pertinente la observación de la señora Serrano en cuanto a que muy otra hubiera sido su historia y la Historia, si Falange hubiera alcanzado el poder. No, Falange Española nunca quiso ser Tradicionalista y de las JONS, ese triángulo que construyó Franco como falso andamio que pretendía dar estructura civil a su Régimen, que era estrictamente militar. FE se rebeló constantemente contra esta situación pretendiendo ser el Partido Único de un invento pensado para no tener partidos (Los partidos eran continuamente denostados en los discursos del Caudillo como causantes de todos los males de la Patria) y pidió cuenta a través de sus dirigentes de la «Revolución Pendiente», lo que les valió el ostracismo y/o la cárcel a muchos de ellos. La boina roja y el crucifijo fueron símbolos añadidos al fundamentel y fundacional de la camisa azul mahón, pretendidamente obrera, y el cangrejo con el Yugo y las Flechas, tomados del escudo de España como símbolo de fuerza en la unidad. FE nunca se proclamó católica y ni siquiera cristiana, por más que esa fuera la religión de su fundador y algunos de sus principales colaboradores. Se quería émula del fascismo ateo italiaano y alemán (otra cosa es que los miembros de las formaciones de elite nazis pertenecieran además a una organización esotérica y mística sin nada que ver con el cristianismo). Y como brazo represor y ejectutor, como primera policía política del nuevo Régimen fue, sí, como dice el profesor Serna, desalmada. Y feroz.

  10. ¡Qué bonito lo que le dice a su alumno, profesor Serna. Me recuerda al poema de Machado que dice: «Con el tú de mi canción,/no te aludo, compañero;/ese tú soy yo». Qué necesario buscar siempre el corazón del otro para entenderle fraternalmente. Y qué cruel cuando se desata el odio y el exterminio de los demás para anular su pensamiento. Precisamente una de las cosas que más conmueven de la guerra civil española es su aspecto cainita, como dicen ustedes.

  11. Quiero decir, ese primitivismo… que destacaba usted. Eso me parece lo más terrible, el envilecimiento, la degradación, el retroceso en la escala de la evolución. Y de eso no está libre ninguna de las ideologías totalitarias. Ni siquiera las que se proclaman religiosas…

  12. Me uno, Cafeína, a todo lo que ha dicho. Tiene una forma encantadora de hacer oír su voz sin estridencias.

  13. Otro. Estoy a la expectativa en este ratito de después de comer, a ver si alguien dice algo interesante y aprendo. Suele ser cuando aprovechan para descargar lo que piensan los parroquianos del señor Serna.

  14. Hoy coincido con muchos de los comentaristas. Todos los regímenes totalitarios tienen innumerables similitudes, desde el adoctrinamiento educativod del que hablábamos ayer, hasta la formación de un grupo de intelectuales fieles que realcen la figura del líder y soporten la doctrina totalitaria. Esas bocas agradecidas siempre han existido, incluso en democracia.

    Volviendo a las similitudes creo que, como decía ayer, podemos observar los regímenes aún existentes -Cuba, por ejemplo- para comprobar cómo se asimilan a los intentos uniformadores del ser humano que vivimos en Europa hasta hace apenas dos décadas.

    Saludos.

  15. Mi amiguete Emilio, un hacha en filosofía viva y popular, tiene una frase que va que ni pintada hoy aquí: «oye, oye, que quien más quien menos tiene un muerto en su jardín».
    Muchos no han llamado tanto la atención mientras obviaban los crímenes de los diversos comunismos.
    Otrosi: ¿Qué será más tecnologicamente inhumano la bomba atómica o el nazismo?

  16. Por eso la memoria es prodigiosa, voluble, caprichosa y, como ocurre con la conciencia, cada cuál la saborea a su manera.

    Leyendo ahora a Muñoz Molina en «El viento de la luna» dice el doctor:

    – Habrás visto hoy a mediodía el despegue del Apolo XI. ¿Sabes quién es Wernher von Braun?
    – Si, señor. El ingeniero del cohete Saturno.
    – Gran invento. ¿Y sabes qué inventó antes? Ya parece que se le ha olvidado a todo el mundo. Las V-1 y V-2 ……….. El arma secreta de Hitler,producto del talento del ingeniero Von Braun. Un nazi. Un coronel de las SS. Un criminal de guerra ….. Y en vez de estar en la cárcel, o de haber sido ahorcado, como se merecía, ahora es un héroe del mundo libre. »

    ¡Cosas de la memoria!

  17. He leído, ya no sé dónde, que los norteamericanos colaboraron activamente con los nazis en experimentos de eugenesia y sacrificio científico de presos que presentaban déficits de inteligencia… Y que si entraron en la guerra fue por temor a perder los mercados de Oriente… No sé si será verdad… Lo que sí recuerdo, señor Fernández del Río es que hace unos días, el 21 de setiembre, fue el aniversario de la matanza masiva de Hiroshima. ¡Qué verdad es lo que refleja Muñoz Molina en su diálogo! Gracias, Russafa.

  18. JS: Yo no creo que sea forzar las cosas comparar nazismo, fascismo y falangismo. Son tres movimientos reaccionarios con ingredientes muy parecidos (con más o menos motivos religiosos, cristianos o paganos) que se propusieron aniquilar a la izquierda, de corta tradición democrática, por otra parte.
    F: ¿Es lo mismo para usted un ingrediente cristiano que pagano? La componente tridentina (integrista) de Falange no es comparable con la doctrina del Vaticano II, obvio; pero era coherente con la elevación a meta de todo lo que fue la España del XVI. Hoy puede verse de un modo crítico pero ya entonces fue esa misma doctrina la que consideró a los indígenas de América hijos de Dios y hermanos nuestrs en la fe, sustrayéndolos a una explotación inmisericorde. En cuanto a que los partidos paramilitares de la derecha intentaron eliminar a la izquierda iba de suyo como lógica reacción a una izquierda igualmente paramilitar, pero me extraña que usted sostenga que aquella izquierda era democrática. En absoluto. Los dos campos estaban minados de sentiminetos y convicciones antidemocráticas, aspecto este que como el del terrorismo como forma de política fue el pan nuestro de cada día en los dos bandos.

    JS: Dice Frank que el falangismo no fue una organización desalmada. Yo creo, por el contrario, que la represión a que se entregaton los camisas viejas y los recién incorporados fue desalmada. Es decir, sin alma. Que en el otro lado hubiera también muerte, persecución y matanzas no le da justificación a Falange, antipartido que durante la República estuvo calentando el ambiente, incluso mucho más allá de lo que la CEDA consideraba sensato. Por otra parte, las similitudes entre nazismo y falangismo SÍ que van “mucho más allá de la mímesis y de la parafernalia” estética, ya que los contenidos NO eran absolutamente dispares. Dice usted: “el humanismo cristiano salvó a Falange de caer en el fascismo avant la lètre”. ¿El humanismo cristiano? La religión cristiana en su versión nacionalcatólica atemperó la tendencia totalitaria del nuevo Régimen, pero sólo porque había disputa sobre la hegemonía en el seno de la coalición reaccionaria que aupó a Franco.

    F Veo que no cumple su intención primera de rebatir mi razonamiento y termina dándome la razón. En Falange hubo una inspiración cristiana, todo lo elemental e integrista que usted quiera, pero cristiana al fin y al cabo, lo cual moderó muy sustancialmente sus ardores represivos sin que ello quiera decir que los erradicó. No, don Justo, Revise su memoria y su documentación y verá cómo el falangismo fue un fascismo de vía estrecha comparado con sus hermanos mayores, a los que nunca logró emular en su desatada barbarie. Y no interprete que trato de exonerar a Falange de sus desatinos: solo ponerlos en el sitio que le corresponde en relación con el fascismo de moda en su tiempo como reacción al socialismo, del que, como sabe, no fue más que una deriva, una cuña de la misma madera.

  19. Después de leer que nazis y fascistas eran unos totalitarios y que los falangistas atemperaron su totalitarismo con el nacional-catolicismo he pedido hora en mi antipsiquiatra político de cabecera.Los falangistas fueron y pensaban como lo que eran:unos totalitarios.Y actuaron como tales,siendo utilizados por Franco para conseguir el apoyo bélico de las dos potencias que creía ganadoras y de las que se separó en cuanto le llegaron los informes de la División azul desde las estepas rusas o los de las tribus bereberes.
    Veáse: Punto 6 de los 26 puntos de la revolución nacional (los26 puntos de la falange).-«Nuestro Estado será un instrumento totalitario al servicio de la integridad Patria. Todos los españoles participarán en él al través de su función familiar, municipal y sindical. Nadie participará al través de los partidos políticos. Se abolirá implacablemente el sistema de los partidos políticos con todas sus consecuencias: sufragio inorgánico, representación por bandos en lucha y Parlamento del tipo conocido.»
    punto 25.-«Nuestro Movimiento incorpora el sentido católico -de gloriosa tradición y predominante en España- a la reconstrucción nacional.La Iglesia y el Estado concordarán sus facultades respectivas, sin que se admita intromisión o actividad alguna que menoscabe la dignidad del Estado o la integridad nacional».
    Es decir,que el Estado no aceptará ninguna intromisión de la Iglesia en todo aquello que se refiera a la política ,permitiendo a la Iglesia ayudar a al reconstrucción, o mejor diría, construcción del nuevo orden fascista.
    Algunos falangistas serían acendrados católicos,pero siempre que fueran falangistas sobre todo.Eso es totalitarismo.
    Y pienso que Günter Grass es más un cobarde que un converso y que Ridruejo fue más un iluminado que un demócrata.

  20. ¿O sea que el señor Frank opina que los falangistas llevaban toca en vez de boina roja y hábito de Santa Teresa en lugar de camisa azul y pistola al cinto? ¿Es eso? Pues me parece mucho más creíble el señor Arnau Gómez, a pesar de estar tan enfadado.

  21. Comprendo su confusión y sorpresa, Arnau, pues la versión edulcorada que da Frank de la banda de pistoleros que fueron los falangistas, nada tiene que ver con la realaidad. Ahora va a resultar que la «dialéctica de los puños y las pistolas» que predicó José Antonio era una versión tridentina de la expulsión de los mercaderes del Templo… Los falangistas, y lo cuentan todos los libros de Historia un poco serios, constituyeron las partidas de la porra de antes de la Guerra, contribuyendo a degradar cotidianamente la vida civil y las instituciones republicanas, y después de la guerra nutrieron los pelotones de fusilamiento y fueron la policía política que denunciaba y ajusticiaba «in situ» sin juicio previo. Durante la guerra, según testimonios llegados a mí de testigos presenciales, «se escondían como ratas», y durante la Dictadura, reclamando por lo bajini la «Revolución Pendiente», ocuparon todos los cargos y sinecuras del Régimen, además de controlar estraperlos, contrabandos y las deseadas concesiones de importación. O sea que, menos lobos, Frank, o mejor, no los disfrace ahora con pieles de cordero rezando el rosario al atardecer y en familia.

  22. Sra. Cafeína, le sugiero que cuando comente un post trate de hacerlo ateniéndose a los cánones del respeto y la veracidad. Solo así se hará merecedora de ser tratada con respeto y credibilidad: no lo olvide nunca y, sobre todo, no haga decir a su interlocutor lo que usted quisiera que dijera para así poder decir sin ton ni son lo que a usted le parezca ingenioso y lúcido. Yo creo que más que lúcido con su comentario se ha lucido. Seguro que es capaz de decir cosas más enjundiosas, prúebelo, ya verá.

  23. Mientras releo los puntos de la «revolución pendiente», me suenan esas frases a otras escuchadas no hace tanto tiempo. Me pregunto,cada vez más confuso,si la historia no se irá a repetir,una vez más.

  24. ¡Ah! Y esto último no me lo ha tenido que contar nadie. Nací en el año 38 y por lo tanto voté por vez primera a los cuarenta años. He visto a los falangistasllenarse descaradamente los bolsillos y ser los árbitros de la situación a lo largo del Régimen, al menos hasta que el Opus Dei llegó a disputarles el poder y el favor de su Caudillo y comenzó a llenar de miembros numerarios y supernumerarios los escalafones del gobierno y la administración.

  25. No, hombre, es que ya está bien. Tengo la memoria muy en su sitio, sin deteriorarse ni por la la edad ni por la «culpa», que no sé lo que es desde que hace muchos años me lavé a fondo de las sucesivas capas de adoctrinamiento recibidas.

  26. ¡¡¡Uyuyuyyyy!!! Que dice que le he faltado al respeto… Sólo he dicho que los falangistas no parecían ser precisamente hermanitas de la Caridad como usted parecía pretender. No se me ofenda hombre, que se saldrán ronchas.

  27. Miguel Veyrat, después de lo que ha dicho a las 19,22 he de decirle que tengo serias dudas de su capacidad de interpretación de un escrito y la sensación de que prefiere no analizar sino sintetizar. Bueno, pues nada, siga así no más. Si es su gusto soberano tampoco voy yo a privarle de él. Pero sepa una cosa: solo un buen análisis (separación de lo que aparece unido) permite aumentar el conocimiento sobre la siempre enrevesada realidad.

  28. Arnau Gómez (18,32) demuestra estar muy empapado de los Principios Fundamentales del Movimiento. Pero aquí nadie, y menos que nadie yo, ha tratado de exculpar a los falangistas de sus concepciones integristas, totalitarias y antidemócratas. Parece ser que hay gente que disfruta un montón haciendo decir a quien quiere rebatir que dijo lo que a él le viene bien para practicar su deporte favorito. Pues que sepan todos esos (Veyrat, Gómez y Cafeína) que practican una de las tretas más queridas de los totalitarios, acusar al contrincante de decir lo que no ha dicho y luego si puede condenarlo en un juicio sumarísimo. Pues, hala, a ejercer tan pernicioso deporte, están a tiempo de ponerse en evidencia. Y, al hacerlo, confirman mis temores.

  29. Su irritación le descalifica a usted, Frank. Usted no ha tenido en cuenta ninguno de los argumentos que se han dado a lo largo de todo el día en este blog. usted ha buscado un diálogo directo con Justo Serna, que ya le ha contestado debidamente. No presuma ahora de tener en cuenta el resto de opiniones, insultando al llamar totalitarios a los que discrepan de usted sin entender la ironía desplegada. Usted es, además de un literal, un autista, con todo respeto a los minusválidos de ese nombre.

  30. Anda Cafeína, acuéstate y suda, y no te pases de la dosis que los sueños de la razón, tu razón desquiciada, produce monstruos.

    Por cierto, Justo Serna aun no ha rebatido mi razonamiento. Tengo todo el derecho a elegir a mis interlocutores. Son unos cuantos como usted los que se han metido en el debate sin pedir permiso. Es lo que suelen hacer los totalitarios, creen que son ellos los que mandan, pero si aquí de lo que vais algunos es de pelotilleros, pues, hala, a imitar a los escarabajos.

  31. Sr. Franck. Nada más lejos queda de mi ánimo decirle decir lo que no quiere decir.Lo siento.Pero dicen en mi pueblo que el que se pica……Usted sabrá.En cuanto a los principios de la revolución nacional (que no del movimiento) están al alcance de cualquier internauta.S.s.s.q.b.s.m.(para no herir susceptibilidades, innecesariamente,traduzco las siglas:Su seguro servidor que besa su mano).

  32. Cafeína es una señora harto susceptible. «No lo olvide nunca» es para ella una amenaza. Achtung voll, que dicen los alemanes

    (también lo decían los alemanes nazis, los muy cabrones)

  33. Ahí va una jota de los Coros y Danzas de la Sección Femenina de FE de las JONS, seguro que la gusta

    La señora Cafeína
    como es tan fina
    ui, ui, ui, ui
    se pinta los colores
    con gasolina
    trico, trico, trico ta,
    como es tan fina
    lairón, lairón, lairón
    lairón

  34. Frank said,

    Septiembre 27, 2006 at 20:40

    Ahí va una jota de los Coros y Danzas de la Sección Femenina de FE de las JONS, seguro que la gusta.
    _______________

    Que le gusta, querido, que le gusta.

    No entiendo este ataque frontal a una persona amable, sencilla, parece que joven y de muchas lecturas, como es Cafeína. No entiendo esta violencia. No entiendo nada.

    Lo que sí entiendo es que estamos en un blog, el blog de Justo Sena y es él quien elige a sus interlocutores. Que Justo Serna es una persona mesurada, que procura ponerse en el lugar de los demás y, como historiador, ser lo más imparcial que le es posible.

    El Cara al sol nos lo sabemos todos, nos lo repasamos concienzudamente cuando el golpe de Tejero, por si nos lo tomaban a golpe de pistola, no hace falta que lo peguen aquí.

    Sí, señor Veyrat, yo voté por vez primera a los 29 años. A nosotros nos lo van acontar.

  35. No quería llamar gilipollas al señor Frank, pero me lo ha puesto difícil. Su exhibición de coros y danzas ha sido de lo más fashion: lo que puede hacer la represión, Señor, Señor…. en cuantico le han llevado la contraria —¡Además una mujer, cómo se atreve!— el mozo se ha «disparao» y una Jota. Es como un niño…

  36. ¡Ah! Y gracias, querida Ana, por lo de joven y culta, pero antes muerta que sencilla… Hay que reconocerque lo de la Sección Femenina se nos había pasado: Merece un capítulo entero, y quizá hasta un artículo del señor Serna. ¡Danke Schöen, Frank!

  37. Sí, Cafeína, la Sección Femenina (y de las jons) ¡sólo femenina, a fe mía! se nos había pasado. Ya dicen que olvidamos porque queremos olvidar. Pero ahora que nos la recuerdan (le ha faltado mandarla a la cocina, que es donde debíamos estar las dos), también a mí me gustaría un recuerdo a aquellas bigotudas, gracias a las cuales y a mi absurda negativa de hacer el Servicio Social, he de reconocer, no pude tener pasaporte ni carnet de conducir hasta una edad provecta. Usted esto no lo recuerda porque es muy joven, pero era así.

    Un saludo cariñoso «de mujer a mujer».

  38. «Que le gusta, querido, que le gusta».
    Pero Anita, hija, que lo escribí así a propósito, remedando el laísmo de los pueblos, tan entrañable, por lo demás. Enseguida sale una maestra Ciruela enseñando al que no sabe, una obra de caridad al fin y al cabo que ha de agradecerse: Muito obrigadinho.

    Parece ser que la Cafeína se ha pasado varios pueblos; lo siento hijita, pero no insulta quien quiere sino quien puede.

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